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lunes, 29 de agosto de 2011

“Malditango”


Agua salobre emanada
desde un río torrentoso,
acumulado en mis tristes ojos
vacíos de ti.
Un bandoneón lejano
llora una amarga melodía
que se mete
en mi corazón destrozado
y lleno de melancolía.
Patético tango tormentoso
que reitera mi propia historia
en unos versos
que retuercen mi alma,
la que no cesa
de reclamar tu presencia.
La voz pastosa con tufo añejo
de tango arrabalero y proleta:
se cuela hasta mis huesos
y va raspando como una lija
mi herida siempre abierta.
Duele. Y el dolor que más duele
no es por el desgarro de piel
o por el daño del cuerpo,
sino que duele
porque invoca tu recuerdo
y no tiene remedio,
pues me hiere
también cuando te sueño,
duele y duele tanto
de tanto que te extraño.
No puedo soportar
tu ausencia…
…Tu eterna ausencia…
Y aunque pasen los años
no te olvido.
Estás tatuada
a fuego en mi ser.
¿Por qué será imposible
devolver atrás el tiempo?.
¿Por qué me quedé sin tus besos?.
Fui tan feliz hasta que te fuiste,
Espero que allá, como yo,
también me extrañes
y me recuerdes.
Tu prematura ida me dolerá
por siempre,
hasta mi muerte…
¡ quizás te encuentre entonces !
……………………………………
La tuya fue de repente.
Culpa de la furia
de mis enfermizos celos…
¿Me habrás perdonado?...
Apagó tu vida el oscuro velo
que cegó mi cordura
aquella caliente noche
de enero.
Desde entonces “vivo”
en un agujero
oscuro y profundo
donde a veces llega algo de luz
contigo, con tu imagen,
en un recuerdo
que ilumina
mi corroído pensamiento…
Sí,  con algún recuerdo tuyo
triturando una chispa de razón,
logro asirte un poquito,
hasta mi perdido corazón
que ya casi no late,
pues no vive
sino que sólo perdura..
Mientras mi memoria
me tortura,
con ese maldito tango
que socava mi cordura,
porque no para,
nunca para
y para siempre dura,
que a propósito me enllaga
con su música tosca y lloriqueada,
de letra sencilla y burda
que inspira pena,
fácil llanto
de tristeza
y nostalgia ajena
...Y que me hace recordar
que yo no puedo ya tenerte.
aunque aún espero,
en vano desde luego,
tu regreso…
Fue inútil y tardío
mi arrepentimiento
Y sí, te digo que te amaba,
y te juro no te miento:
aún te amo.
Partiste y desde entonces,
he quedado tan perdido
y desolado,
A pesar de mis ruegos
no volverás jamás.
Como duele el sufrimiento.
Y ese tango me apuñala
el alma con sus versos
y no cesa de tocar.
Me cuenta con su letra
de poesía barata
el mismo dramático final
que ya conozco.
Y el río de agua salobre
al brotar en torrente
por mis ojos gastados
de llorarte,
de buscarte,
lágrimas que profundas grietas
en mi rostro han cavado.
Surcos vastos
donde yace el tiempo
contando años, siglos
de sufrimiento nefasto.
Y ya ni me reconozco.
Aquel del espejo
no soy yo:
ese reflejo
devuelve una imagen
perturbada…
Sé que un día tomaré coraje
y también me iré
en ese viaje
en que no he de retornar,
quizás para acompañarte.
Pero, tengo miedo:
¿me habrás perdonado?
Insiste ese triste tango
y me revuelve en el fango
de mi propia iniquidad
y unos de estos días
mi conciencia fría
no soportará…
Tu recuerdo es dulce
y a veces amargo,
pero muy triste
con ese tango
golpeando incesante
mis canosas sienes,
pero igual, aunque no duerma
y me duela,
me gusta tanto
recordarte…
para siempre recordarte
es mi castigo y mi premio
al mismo tiempo.
Fundida a mi cerebro
así, dentro de mi te siento…
¡ Pero, aquel maldito tango,
que me pasa torturando !
¡ Hasta cuando
debo escucharlo !
¿ O es que siempre sonará
dentro de mi mente,
enferma,
de tu ausencia,
enferma,
por ya no tenerte ?…
Me persigue ese malditango
en mi cabeza
y me recuerda lo que hice.
Y es una tortura permanente, 
que no cesa.
Nunca cesa...