De noche
tirado en la playa,
aunque
no sé si dormía,
tuve un
fascinante sueño
en que,
aún con los ojos cerrados,
podía
mirar el cielo.
Entre
todas las estrellas
su
rostro hermoso veía,
parecía
hipnotizado.
Ella era
tan –tan-- bella
que mi
corazón palpitaba
por el
amor que sentía,
al verla
como bailaba
descalza
sobre la arena
--envuelta
de cielo y de agua,
bajo la
luna llena--
El mar
mojó mis pies
con su
agua tibia salada,
por esa
razón “desperté”
mientras
todo se desvanecía.
Las estrellas
se apagaron
y nunca
más –es una pena—
un sueño
igual yo soñé
(aunque
en vano, sin embargo,
con
frecuencia lo intenté)
Después
la vi en otro sueño,
pero ahí
ya no era mía.
Ella fue
tan sólo parte de un sueño,
pero
nunca de mi vida.