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domingo, 26 de enero de 2014

Fue Sólo Parte De Un Sueño

De noche tirado en la playa,
aunque no sé si dormía,
tuve un fascinante sueño 
en que, aún con los ojos cerrados,
podía mirar el cielo.
Entre todas las estrellas
su rostro hermoso veía,
parecía hipnotizado.
Ella era tan –tan-- bella
que mi corazón palpitaba
por el amor que sentía,
al verla como bailaba
descalza sobre la arena
--envuelta de cielo y de agua,
bajo la luna llena--
El mar mojó mis pies
con su agua tibia salada,
por esa razón “desperté”
mientras todo se desvanecía.
Las estrellas se apagaron
y nunca más –es una pena—
un sueño igual yo soñé
(aunque en vano, sin embargo,
con frecuencia lo intenté)
Después la vi en otro sueño,
pero ahí ya no era mía.
Ella fue tan sólo parte de un sueño,
pero nunca de mi vida.


Por Eso Te Perdoné

Cometiste un gran error
y quedaste a la deriva.
Sentiste el amor
y rodaste por el mundo.
Te fuiste sin saber
que en la vida
existe el dolor y la traición.
Al poco tiempo de marcharte
ya estabas triste y herida.
Perdiste el rumbo.
Después de caer,
te levantaste.
Volviste.
Triste y herida,
pero volviste.
Estuviste perdida
y me buscaste.
Regresaste.
Te perdoné.
Recuperarte, después de perderte,
fue renacer, después de morir.
Amarte… después de amarte.
Quise olvidarte y fue imposible.
Por eso te perdoné.
Ansioso de verte,
acosado por tu ausencia,
toqué la oscuridad con mis ojos apagados,
cubiertos de amargas lágrimas espesas,
tan abiertos y tan llenos de penumbras:
porque faltabas tú.
Faltaba tu imagen real, tangible.
La que antes fue capturada
y retenida en mis recuerdos,
pero tu imagen se desvanecía,
ondulaba con cada palpitar
de mi angustiado corazón.
Por eso te perdoné.
Necesitaba tu amor.
Tu silueta revoloteando
inquieta dentro de mi cabeza,
tal si fuera una persistente mariposa
en una flor desbordante de polen;
no me permitieron olvidarte.
Por eso te perdoné.
Necesitaba tanto amarte.
Fue volver a nacer.
Sufrí y ahora --contigo—
nuevamente soy feliz.
Por eso te perdoné.