Para servirte de guía
toma mi mano hijo.
Está comenzando tu vida,
que se abre como en primavera
lo harían las tiernas rosas
de un generoso rosal;
regadas por las gotitas
del rocío matinal,
que al unirse unas a otras
forman un gran caudal.
Un torrente que pareciera emana
desde un copioso manantial
(un manantial de amor)
(un manantial de amor)
Toma mi mano hijo
para servirte de guía.
Y así indicarte el camino
--no te dejaré solo:
aunque por ti yo ahora elijo—
cuando crezcas lo harás
por ti mismo.
Podrás buscar el destino
de tu (propia) vida.
Y podrás decidir
como vivirla.
Mientras toma mi mano
para servirte de guía.
Cuando ya haya pasado el tiempo,
tal vez, tu mano tomará la mía
para ayudarme avanzar,
porque yo estaré más lento
y, a veces, solo no podré andar.
Quizás, me dejes compartir
contigo algunos de tus momentos
de pena o felicidad.
O quizás, me quieras acompañar
a veces y, me dejes contarte
algún reiterado recuerdo.
Si quieres, también podrás
tomar --entre las tuyas-- mi mano
para ayudarme a cruzar,
de mi vida, el último trecho.
Será porque tú quieras,
(aunque necesitaré tu compañía)
nadie te va a obligar.
(Será un lazo de amor
quien lo decida)
Mientras toma mi mano
para servirte de guía…