Un caracolito,
que había sacado
al sol sus cachitos,
para saludarlo.
Iba despacito,
dejando una estela,
por un caminito
cubierto de piedras.
Estaba solito,
nunca tuvo amigos,
porque su babita
no le toleraban
y por tal motivo
siempre lo retaban:
“Vete ya baboso,
dejaste mojado”,
“¡ eres asqueroso
pareces tarado !”
De pronto una sombra
vio que se acercaba,
le tapó el solcito
que a él le encantaba.
Una tortuguita,
con carita de pena,
que por ahí cruzaba,
desde otro camino
poblado de hierbas
--tampoco la querían
porque era arrugada—
Ella al verlo dijo
al caracolito:
“¡ Oye tú petizo !
¿ quieres ser mi amigo
?”
El caracolito
movió sus cachitos
de pura alegría
y junto a una sonrisa,
él le contestó:
“¡¡¡ Síiii, me
gustaría !!!
¡ Y a tu casita
a jugar yo
iría…!
(si es que tú me
invitas
y eres mi amiguita)”
Y la tortuguita
se puso contenta:
“¡ Claro peticito,
sí me encantaría,
porque a mí me gustan
mucho las visitas !”
Y agregó enseguida:
“vente a mi casita,
es harto más grande
y está calentita”.
El caracolito
los cachitos movía
muy rapidito
de puro feliz
que él se sentía.
Y a su especial
casita
también la invitó:
“¡ A veces
podrías
venir a la mía,
no es tan grande y
linda
pero hay compañía !”
“¡¡ Yaaah !! y
yo te diré
como contraseña,
un versito corto
que es un buen poema”.
Y éste versa así:
“¡ Un petizo caracol !
¡¡ Un petizo
caracooool !!
¡¡¡ Que saca sus
antenitas
cuando sale el sol
!!!”
-¡ Petizo caraco-ol !
¿Cómo está el día?
--la tortuguita
preguntó—
Entonces el caracolito
--sacó sus cachitos
y mientras los movía--
sonriendo contestó:
-¡ hay solcito !
Y ambos al unísono
decían cantadito:
= ¡¡ Ti – Ti – Tiii !!
¡¡ Ay que rico !!
¡¡ Que alegría !!
Divertido el
caracolito,
mientras avanzaba,
iba dejando con su
babita
una estela plateada,
que era como seda
cuando se secaba.
Dando una risita
y moviendo sus
cachitos,
dijo a la tortuguita:
yo me llamo “Tito”.
¡ Ah, qué bonito !
espero que el mío
te guste también,
mi nombre es cortito:
yo me llamo “Len”.
Y ambos entonces dieron
con entusiasmo un
grito:
"¡¡ juntos
conformamos
un tremendo equipo,
pues nosotros somos
el dúo “Len-Tito !!”
Así los nuevos amigos
en medio del campo,
iban calentitos
bajo el sol dorado,
bien despacito
bajo el sol dorado,
bien despacito
y jamás apurados.
Comiendo yerbitas,
jugando contentos
jugando contentos
entre las plantitas
iban camuflados.
Al verlos tan lentos,
muchos comentaban:
"estos son
re-lesos,
no tienen talento
y son perezosos".
Pero a ellos eso
no les importaba,
iban orgullosos
hacia la ensenada
y de conocerse,
felices estaban.
Ahora eran amigos,
de esos de verdad,
que comparten todo.
No más soledad.
Aprendieron juntos
de que la amistad
vale más que el oro
--pero mucho más--
porque un buen amigo
¡¡
es un gran tesoro !!