(por los perdidos en el accidente de aviación en el archipiélago de "Juan Fernández") |
Se eleva una plegaria
con millones de voces
estremeciendo a coro
el cielo colmado
de un tenue manto
gris azulado.
Mirando a lo alto
tantos ojos lubricados
de tristeza buscan
alguna explicación
que no llega.
Un vacío se expande
y la emoción se mete
hasta adentro,
y el dolor que se siente
llega al mismo centro
del corazón.
Un nudo tan grande
se cierra y aprieta el pecho.
Se preguntan por qué Dios
siempre se lleva a los buenos.
Sollozando mares
de un amargo llanto
muestran su desdicha
y su desencanto:
lágrimas amargas,
las penas de tantos…
Todo es desconsuelo.
Se ha ido la risa.
Todos están de duelo.
Dios envía una brisa
y un tiempo calmo.
Los que ya se han ido
están a su lado…
Aquí quedan los recuerdos
de momentos pasados.
Mientras no haya olvido
todos ellos
siempre estarán vivos
en los sentimientos
de aquellos
que los han amado,
que los han querido…
No es un “adiós”
sino un "hasta luego"
que más bien es
un “nos veremos
otra vez”.
No es un "adios",
No es un "adios",
porque al igual
que ustedes,
todos también después,
quieren estar junto a Dios…
quieren estar junto a Dios…