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martes, 18 de enero de 2011

"Amor Rentado"

No me digas que me amas
porque sé que eso no es cierto,
aunque yo sigo tu sombra
como sigue un perro a un hueso.

Más me vale cerciorarme
de que esto está correcto:
tú me das lo que yo pago
por tus besos y tu tiempo.

Pero, algo está fallando…
¿por qué siento esto en el pecho?
¡¿acaso me estoy enamorando
de alguien que vende su cuerpo?!.
 

"Ácido llanto"

Perdidos transeúntes moviéndose entre la bruma perpetua de una ciudad execrable,  salpicados de penas y riles. Bultos de amorfas sombras, sollozando las pústulas ácidas vomitadas por sus herméticos ojos sin vista. Lágrimas tóxicas de herrumbre derretida derramadas sobre sus horadadas mejillas. Mientras respiran aire envilecido, su abrasiva y pastosa saliva raspa sus gargantas resecas.

Tan cerca unos de otros, que se oyen susurros de pensamientos ajenos.

Alguien bostezó y cayó fulminado –se asfixió parece– dijeron.

Afortunadamente la suerte de aquel ahora es otra, va aislado en un ululante bólido que atraviesa la ciudad y puede respirar bocanadas de oxigeno confinado.

--su destino: “ la UTI “ --


-------------------------FIN-----------------------------


NOTA:    UTI = " Unidad de Tratamiento Intensivo"

"Recuerdos Diluidos"


Mi cuerpo yace prisionero, producto de mi propia debilidad, en un lecho ajeno. A poco de partir, recurro voluntariamente a mi subjetiva y pasada realidad atesorada en incontables recuerdos. Antes se gatillaban por algún aroma, color, canción, paisaje o cualquier suceso que accesara el contenido de aquellas neuronas responsables de resguardar en su memoria tal o cual recuerdo.

Frecuentemente caigo en profundas somnolencias y cuando vuelvo de ellas intento que mi mente escape y se refugie en algún buen recuerdo: comienzo plácidamente a recorrer los sucesos en que participé o fui testigo en el transcurso de mi vida, pero pronto me desespero, porque me pierdo en los laberintos del tiempo pasado. Los recuerdos se me escapan y no puedo asirlos hasta mi ser consciente, un espacio vacío los engulle ocupando su lugar en mi mente.

Cuando más deseaba recorrer los momentos de mi vida, me percato que el tiempo además de haber robado mis fuerzas, también ha borrado casi todos los detalles de mis recuerdos y hoy ya no me queda historia. Se ha encargado de ir diluyendo su nitidez, dejándome apenas trazos borrosos, retazos deshilachados e irreconocibles, que me impiden formar un cuadro completo de algún suceso.

Es tanto lo que su intensidad se ha reducido, que todas las vívidas y tangibles sensaciones recibidas por mis sentidos en antiguos presentes y que eran una especie de video tridimensional, se fueron transformando paulatinamente en apenas un bosquejo plano, tenue, difuso y traslucido. Tan difuminados que incluso me envuelve la duda: si eso que mi memoria retiene y guarda, fue alguna vez real o producto de un sueño o de alguna película que vi, porque ya casi no lo distingo…

Es perturbador, que la vida es tan solo un susurro en el tiempo, un chasquido de existencia que no deja llevarse nada, ni siquiera un pequeño y miserable recuerdo de mi paso por el mundo.

Repentinamente un fugaz destello en mi cabeza y por alguna incomprensible razón, me ha devuelto mis recuerdos. Se proyectan al interior de mi mente permitiéndome revivir cada momento de mi vida en un segundo: recorro de nuevo el camino trazado por mis propias decisiones, acciones y omisiones --aunque también las de otros—

Junto con el resplandor que inunda mi mente se ha activado una fuerza abstracta, un impulso que remece mi conciencia, separándola de ese cuerpo que me ha cobijado y dado identidad en esta vida y, que ya no necesitaré más. En este mi último instante no tengo miedo...siento un vahído...y...exhalo el último aliento que me despide de ésta mi vida, el que fue mi cuerpo se sacude un par de veces con leves estertores, para luego quedar i-n-e-r-t-e-eeeeeeee.......................

"La sombra de tu imagen"

Tras sombrías noches de insomnio,
el lúgubre recuerdo de lo que creí  tu ida
me trae tu sombra densa
que trastorna mi tenue sensatez
y carcome más aún mi abierta herida.

Una pesadilla fue tenerte y amarte.
La muerte en vida el perderte…

Tu imagen remece mi realidad,
me hostiga y se instala en mi memoria.

Te presiento silenciosa amalgamada a mi mente,
y la fobia de ti me hace algo más que temerte.

Tu imagen críptica me persigue y el escape no existe.
Los barrotes me lo impiden…

Ni la portentosa muerte que alguna vez yo temí,
me puede ayudar ahora
que te has apoderado de mí...



"La Flor de la Tristeza"

Una flor negra sumergida
yace en una lágrima reseca
sobre tu mejilla vertida
y ahogada por tu propia pena.

Rompiste mi corazón
como eslabón de una cadena
al despreciar nuestro amor
deshojando las estrellas.

Aún busco a la de antes
entre los granos de arena
de una playa desolada
perdida entre las tinieblas.

Le hiciste trampa a la vida
y la vida se ha cobrado
con un rictus que en tu cara
el sufrimiento ha estampado.

Y la seda de tu piel
hoy también se ha marchitado
como pétalos de miel
que el otoño ha devorado.

Con tu estallido de llanto
se ha colmado mi paciencia.
De eso que fue lo nuestro
ya no queda ni una huella.

La luz que hubo en tus ojos
se apagó como una vela
con la fría y densa brisa
que ha soplado tu tristeza.

Quieres recular el tiempo
volteando un reloj de arena.
Y ya la flor se ha desangrado
en tu lágrima reseca.

domingo, 9 de enero de 2011

viernes, 7 de enero de 2011

"El Padre y La Hija"


Al atardecer de un día levemente soleado, inmersos en un paraje lacustre, dos siluetas avanzan por un rural camino. Se trata de un padre con su pequeña hija, quienes van pedaleando en sus bicicletas. Luego de un rato llegan a una cuesta de regular pendiente, por la que suben hasta una meseta ubicada sobre un pequeño monte, en donde se yerguen algunos robustos y orgullosos árboles antiguos. Mientras unos nubarrones se van acumulando en el cielo, el sol poniente del atardecer ilumina tímidamente un gran lago, que, desde aquella loma, en que ambos se encuentran, se puede apreciar en casi toda su extensión y, parte de cuyas aguas bañan suavemente los pies de aquel montecillo. La brisa acaricia la superficie del agua, generando juguetones destellos y pequeñas olas que salpican y tornan el horizonte en una promesa de un brillante y mágico tesoro.

El hombre, por alguna desconocida y extraña razón, se despide afectuosamente de la niña, abrazándola y levantándola por los aires, como tantas veces hacía, porque sabía que a ella eso le encantaba. Después baja por la ladera hacia el lago y se sube a un viejo bote que se hallaba flotando amarrado a un pequeño embarcadero en aquel punto. La niña observa confusa y constreñida.

El padre parte en su viaje remando con rumbo hacia el sol, mientras la niñita desde lo alto, lo observa desaparecer en el horizonte. Corre de un lado a otro mientras unas lágrimas se escurren por sus pálidas mejillas, la inocente niña no entiende cabalmente lo que ocurre y espera con ilusión que su padre regrese. Pero, la espera es inútil porque para su desgracia, eso no ocurre…

El ocaso ya desplaza al día y el anochecer comienza paulatinamente a envolverlo todo. Los árboles ya no se ven tan bellos y amistosos. La inquietud de la pequeña va en aumento conforme oscurece, pronto se torna en angustia. Perturbada y sin comprender aún lo sucedido, decide volver a casa. La bicicleta de su papá queda apoyada en uno de los árboles, tal como él la dejó cuando llegaron a aquel sitio; ella triste y confundida, se monta en su diminuta bicicleta y se retira del lugar, dando de vez en cuando alguna ojeada al casi oscuro y brumoso horizonte.

La menuda niñita al día siguiente retorna en su pequeña bicicleta a aquel mismo punto, pero en vano. Nada indica que su padre haya regresado, su bicicleta sigue apoyada en el mismo árbol en que él la dejó.

Así cada día, una y otra vez, la niña sube aquella cuesta, llega a la meseta, desciende de su bicicleta, la deja apoyada en el mismo árbol en que su padre apoyara la suya el día en que se fue, aquella “bici” que ya tampoco está. Y entonces comienza su rutina de mirar fijamente hacia el horizonte, con sus ojitos húmedos llenos de esperanza.

A pesar de lo incierta situación, cada día recorre el habitual itinerario y repite sus acostumbradas acciones, casi como un ritual, sin variación apreciable. Y aunque parecía inútil su esfuerzo, ella no se da por vencida, la esperanza de reencontrarse con su amado padre no decae, se hace incluso más fuerte.

Van cambiando los paisajes correspondientes a las distintas estaciones del año mientras la infatigable niña va creciendo y se esfuerza por mantener viva la fe de ver otra vez a su papá. Sin importar si hay calor, frío, lluvia o viento, desea estar allí cuando él vuelva. “¡Te prometo que volveré pronto mi amor!” --le había dicho al despedirse-- por eso no duda y sabe que en cualquier momento lo hará.

Ni el correr del tiempo ni las inclemencias del clima son suficientes para detenerla, así que ella siempre regresa afanosa a aquel mismo sitio, ahora en su cada vez más endeble y gastada bicicleta.

Con el transcurrir del tiempo, ya es una joven y atractiva mujer, que pronto se pone de novia, se casa, forma una familia, se convierte en madre, pero no pierde la esperanza del ansiado reencuentro. Lo cual comparte también con ellos, que la acompañan en ocasiones en tan singular cometido...

Con los años, irremediablemente, los hijos se han ido, ella ha enviudado…Sin embargo, voluntariosa, continúa haciendo el infaltable recorrido sin jamás claudicar.

Distintas generaciones la vieron pasar. Alguna gente que se cruzaba en su camino la miraba con curiosidad y otras tantas con un dejo de piedad y a veces admiración. Ella resuelta, nunca deja de andar el sendero hacia la cuesta, subía animosa en su bicicleta hasta la meseta y se ponía a mirar pensativa el horizonte. Momentos importantes se recreaban en su mente, sus recuerdos ligados a su padre, los juegos infantiles que compartían. -- ¡ Oh Dios, cuanto lo extrañaba ! -- Más tarde bajaba la acostumbrada loma… en ocasiones se le notaba algo decepcionada, otras con un poco de resignación e incluso en ocasiones, desolada. Pero muy pronto se recuperaba y el ímpetu volvía a su interior.

Los parajes de las distintas temporadas se han ido transformando. Al igual que la mujer, que como es natural, ha ido envejeciendo y se ha convertido en una venerable ancianita.

Sin embargo, a pesar de lo viejita que está y de aspecto debilucha, en ella todavía persiste inalterable, el profundo anhelo de reencontrase otra vez con su querido y adorado padre. Por tanto, sigue ahora en una desvencijada bicicleta, asistiendo al mismo sitio sin jamás abatirse ni desfallecer.

El tiempo sigue inexorable y el entorno del lugar ha cambiado ostensiblemente al igual que el horizonte, que ya no corresponde a las refulgentes aguas de un lago, sino que pertenece a las bailarinas espigas de oro de una fronda “maleza” con apariencia similar a la de un trigal…

La viejecilla ha subido como siempre, ahora la dificultosa y empinada cuesta, la cual cada vez le parece más larga. Ya arriba, antes de proceder a su habitual rito, trata porfiadamente dejar parada en la cima de la loma su también vieja y destartalada bicicleta. En aquella tan conocida loma, que tantas e incontables veces ha visitado. Pero es en vano, igual se le cae, después de un par de intentos fallidos ya no le importa más y la deja tirada en el suelo. Observa un rato el horizonte, mientras el vasto matorral de espigas ondea a merced del viento.

Al rato se decide a bajar por la inclinada ladera, que en su mayor parte antes estaba cubierta por las aguas del lago. Lo hace lentamente, tantos años le pesan demasiado en su cuerpo algo gibado y gastado por el tiempo y los recuerdos.

Una vez que llega a la parte más baja, se introduce en aquel falso trigal y avanza en la dirección que había tomado su padre, cuando todo aquello le pertenecía al gran lago y quedaba oculto bajo sus otrora destellantes aguas…

Al abrirse camino por entre las espigas maduras, su viejo y curvado cuerpo demarca una senda que sigue el trayecto que va recorriendo. Un importante trecho había ya trazado por entre el rastrojal, cuando repentinamente aparece un claro y, en medio, un destartalado bote semienterrado.

Se aproxima, al tiempo que su corazón comienza a latir más intensamente. Una lastimosa idea le aflige y necesita despejarla. Pero sí, se recuerda perfectamente, a pesar de los cortos años que ella tenía cuando se produjo la penosa despedida. Son muchos los años ya pasados, pero a ella le parece ayer. Aunque le gustaría que no fuese así, no tiene dudas, esa era la misma pequeña y esmirriada embarcación en que hace tantos años atrás vio partir a su amado padre hacia un destino desconocido, con la promesa de volver.

Estaba ahí, apenas asomada entre la tierra arcillosa, que antes fue el fondo del gran lago. La ancianita da un par de pasos y se coloca sobre lo que queda de la embarcación y entonces hace una pausa, en el torbellino de pensamientos que hierve dentro de su canosa cabeza, eleva la vista y da una prolongada y lánguida, pero a la vez, tranquila mirada al cielo…

Posteriormente se arrodilla, poniendo al mismo tiempo sus arrugadas manos sobre la tierra acumulada dentro de los restos de aquel bote, extiende hacia delante sus brazos sin levantar sus manos y desliza su cansado cuerpo hasta quedar recostada, parece querer materializar el recuerdo de su adorado padre y formar parte de aquella tierra; luego adopta casi la posición fetal y finalmente, junta ambas manos y las coloca debajo de unas de sus mejillas…y así se duerme plácidamente, tal como lo haría un bebé...

Transcurre un indeterminado lapso de tiempo. Justo cuando un suave y resplandeciente rayo de sol acaricia su surcado rostro, abre sus aletargados ojos y en ese momento un agradable calorcillo la envuelve y estremece, haciéndola sentir una apacible e indefinida sensación.

En su fatigada mirada se percibe, que a pesar del tiempo y de todo lo pasado, ha permanecido incólume el perenne brillo ansioso que siempre habían poseído y guardado sus ojos. Se pone de pie con algo de sigilo y mientras se sacude, mira nostálgica el ya tradicional horizonte. De pronto, a lo lejos divisa una silueta que se acerca y que al percatarse que ha sido vista por ella, se detiene.

La viejecita pone su mano sobre su frente, con el gesto que se hace cuando se quiere ver mejor, haciendo sombra sobre sus ojos para evitar que la encandilen los brillante y cálidos rayos del sol. Trata de ajustar lo más que puede su precaria visión y…no puede creer lo que está viendo… Hay un momento de duda. Cree que es obra de su imaginación, seguro que su mente estaba soñando de nuevo, tantas veces lo había imaginado y siempre era tan nítido como ahora. Por lo que seguramente también debía ser producto de su sueño recurrente, porque siempre se veía tan de verdad… ¡ Se sentía tan real !... ¡¿Acaso era un espejismo?!. ¡ Pero no !. ¡¡ Es cierto !!. ¡¡ Lo estaba viendo !!. ¡¡¡ Sí, ha vuelto...al fin ha regresado !!!. ¡¡Sabía que lo haría!!. ¡¡ Pues claro, sí se lo había prometido !!. ¡¡ Y ahora está ahí, tan cerca: lo ha encontrado !!. 

Quiere saltar, correr, reír… Comienza, no sin dificultad, a caminar hacia él, avanza impaciente lo más rápido que puede, tomando en cuenta los antiguos años que carga…
A medida que se acerca a él, siente que la invade una inmensa alegría, una felicidad tan grande que se emociona, casi apenas puede respirar. Experimenta algo insólito, lo que está ocurriendo como que la eleva, siente una sensación entre somnolencia y frenesí. Cada vez camina más y más rápido, se va sintiendo más liviana y rauda…Si hasta puede correr… ya casi puede volar.

Sin ella percatarse, ha ido cambiando mientras avanza hacia aquel anhelado encuentro: de anciana a mujer madura, luego a joven y… cuando está cerca por fin de su querido y añorado padre, ya es una pequeña, adorable e inocente niñita… Entonces se detiene por un breve  instante, como para cerciorarse que sí es él o, quizás, para disfrutar y atesorar más aún, aquel mágico y milagroso momento. Luego, corre hasta llegar junto a su ansiado padre. Ambos se funden en un tremendo y tan apretado abrazo, que hasta parecen ser sólo uno.

Al tiempo que los pajarillos cantan y revolotean en el cielo, el padre levanta en sus brazos a su pequeña hijita que ríe y ríe cuando la hace girar por los aires, como siempre y tantas veces hacía, pues sabía que eso a ella le encantaba…

Mientras los envuelve una especie de aurora boreal, van ascendiendo lentamente, amparados por el sol brillante en el cielo. Se van haciendo más y más tenues hasta desvanecerse... Justo en esos momentos parece que la luz del sol se hace más refulgente y sus luminosos rayos van pintando de dorado las danzarinas espigas que se mecen al compás del viento...  


-- F I N --
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Escrito, en una adaptación libre, por: Britorm. 
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Basado en el cortometraje titulado originalmente: “Father and Daughter”  by Michael Dudok De Wit
Un video en dibujos animados del cortometraje se puede encontrar en la web, en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=VUqBfBRYI4A

https://www.youtube.com/watch?v=U-cmdV-V7Kw








"Versátil VINO TINTO Divino"

DiVino Tinto
(...Vino Tinto Divino Vino Divino Tinto que a este Mundo Vino Tinto Vino Divino...)
 

El fruto de la tierra expuesto al calor fundamental del sol dorado y luminoso, quien entusiasmado se encaramó en su zenit para arrojar su energía vital al seno de cada esfera, cuando residía aún como fruto verde, gestándose en los racimos mecidos por el viento, en las ramas maternales de la parra. Aún antes de que naciera y que su flujo aquietado durmiera en las nobles maderas de las barricas que hoy lo acunan, en silenciosas bodegas en donde el tiempo paciente le entrega la calidad insuperable por la que será distinguido entre muchos otros, parecidos pero jamás igual.

Como su alma provino del radiante sol y su ser de la fértil y venerable tierra, el preciado y reservado mosto espera tranquilo el momento justo en que revele los sabios secretos que por ello encierra. Primero debe alcanzar el justo equilibrio entre madurez y vigor, transformándose en taninos, flavonoides y muchos elementos olorosos que acentuarán su fragante esencia; hasta conseguir la composición óptima. Aquella que realce su carácter y personalidad, desarrollando las especiales propiedades de su aterciopelado y espirituoso flujo.

Su estructura será la fusión perfecta de infinitas y armoniosas notas de sabores, aromas, colores y texturas, en una compleja y magistral composición, propia y heredada, de la exclusiva y selecta cepa original. 

Se intensificarán lentamente, exaltándose, convirtiéndose en un valioso, excelso y versátil brebaje: cálido como un rayo de sol al atardecer, elegante como una joya refinada, sofisticado como el sopor primaveral de una princesa, hipnótico como el andar cadencioso de una maniquí sobre una pasarela, brioso como el cabalgar de un potro salvaje en la pradera, alegre como la risa misma, melancólico como una lágrima ajena, nostálgico como los recuerdos de un anciano, elemental como los instintos, vehemente como la pasión, eufórico como el canto del gallo, desvergonzado como la desnudez, libidinoso como la mirada coqueta de una amante, libertino como la danza obscena de una juvenil bailarina exótica, deseable como un voluptuoso cuerpo de mujer, dinámico como las agitadas olas del mar, indescriptible como la luna llena en el cielo salpicado de cúmulos de estrellas, ideal como la pareja soñada, pretencioso como el reflejo de una adolescente en el espejo, ansioso como una cita a ciegas, manso como el retozar de un perro echado, delicado como las alas de una mariposa, noble como un metal precioso, persistente como la seda de una telaraña, seductor como el coro melodioso de una sirena, virtuoso como el rezo de una monja en un aislado convento, venerable como un anciano monje de un templo perdido, místico como un milagro, animoso como el flamear de una bandera, vibrante como la cuerda de una guitarra, alucinante como un espejismo, fresco como la brisa matinal en una montaña nevada, potente como el rugido del motor de un auto de carrera, portentoso como una locomotora, delirante como la abrupta caída libre en una montaña rusa, robusto como la sangre de un toro de lidia, imponente como la cordillera, mágico como el arco iris, sincero como una secreta confesión, glorioso como un amanecer, musical como el trino de un pajarillo, fantástico como un cuento de hadas, inspirador como la obra de arte de un artista anónimo, clásico como la luz de una vela, medicinal como el torrente de agua pura de una vertiente termal, romántico como una puesta de sol en una isla solitaria, inquieto como un niño travieso, amigable como un apretón de manos, bueno como el pan, fraterno como el abrazo de un padre, suave como la tierna caricia de una madre, inolvidable como el primer beso de amor...

Mientras con dedicación monacal, seguirá siendo gentilmente cuidado en su nuevo hogar de paredes de cristal,  para luego ser depositado, con reverencial pleitesía, en colmenas de cavas, donde reposará nutriéndose de tiempo, vistiéndose en silencio de tonos violeta y rojo escarlata, acumulando un fulgor oscuro e intenso. Serán, finalmente, el testimonio y la expresión  natural de la sangre entregada gota a gota por el noble y prodigioso fruto de la bendita vid, regada con agua, sabiduría, sudor y tesón.

...Y cuando el majestuoso líquido finalmente su mágico sueño haya terminado y, muestre con genuino e indisimulado orgullo lo magnífico que es. Torrentes de júbilo se verterán y se sentirán afortunados aquellos que se deleiten con la pureza de su alma inmaculada, contenida en su perfumado cuerpo generoso.

Será en una fina y esbelta copa, vestida de cristalina transparencia, donde detonará contento y silencioso, su sabor, aroma y color. Tan profundos como un mar en calma, tan inquieto como los vaivenes de las llamas que animan una fogata al borde de una apartada playa.

Entonces devolverá toda la esencia y energía atesorada, aquel brillo que el sol resplandeciente tiempo atrás le dejó prestado…Y, alegórico entregará todos los sabores y aromas conservados: a frutos del bosque con toques florales, acentos aciruelados y tonos a cerezas frescas en almíbar, con alguna nota cítrica y un dejo mineral. Mostrando su cuerpo engalanado con intensos colores púrpura y rojo bermellón, que se destacarán salpicando destellos y caprichosas chispas, a través del cristal que lo cobija y exhibe. Reservado, expondrá sus alegres y diáfanas lágrimas de líquido rubí, escurriéndose elegante por las paredes curvas de la copa, fluyendo pausado. Cayendo lentamente en cascadas de gotas serpenteantes de perfecta densidad y suave textura.

Estará solemne y refinado, digno de la divina y gloriosa ambrosía que es. Sin duda todos quedarán cautivados y caerán seducidos al beber su impetuoso espíritu y, entre el tintinear de las copas al brindar, con los sentidos extasiados y devota admiración dirán, que es el mejor vino tinto que han probado.

“¡¡ Un gusto saborear tan espléndido y exquisito mosto !!” – exclamarán satisfechos --.

Y lo homenajearán  festivamente con: “¡¡ Un gran Salud por este distinguido y Di-Vino Tinto Chileno !!”.

-- ” ¡¡¡ SALUD !!! ” --


Temporalmente Briosa Juventud

El indomable espíritu de la juventud pronto es domado por el tiempo.


Evolución Frustrada

Si la necesidad crea el órgano, entonces: ¡¡¿ dónde están mis alas ?!!

Evolución Elegida:

El Homo Sapiens está mutando a Homo Ignorantis...Yo en cambio prefiero mutar a Hetero Sapiens...

La peor prisión

La peor prisión reside dentro de la mente de aquel que no se abre a  todas las posibilidades.


La calidad de la justicia social en un país:

Puedes medir cualitativamente la justicia social en un país: ésta es inversamente proporcional a la cantidad de fundaciones, corporaciones u organizaciones que se dedican a la beneficencia y a la caridad....


Aquí no sobra nadie

No sobra nadie en este país, todos caben en él....sólo que algunos caben más que otros...

Un punto de luz

Un punto de luz puede ser suficiente para iluminar con un rayo de esperanza un oscuro lugar en donde una vida comienza a transitar hacia la inexorable muerte, pero es insuficiente para hacer cambiar las intransigencias insulsas de muchas pequeñas y oscuras mentes....