Te
inspira y pronto te elevas,
te
atrapa y deja caer.
Dominarla
tú pretendes
y
quedas postrado a sus pies.
Y
cuando quieres dejarla,
al
poco tiempo te pierdes.
Le
vendes hasta tu alma
y
apartarla ya no puedes…
Te
sumerge bajo su manto
y
va debilitando tu mente,
--es
como de la sirena el canto
que
te va dejando inconsciente—
Hace
que lo olvides todo:
la
familia, la voluntad, los valores…
y
de cualquier modo,
aún
persisten los temores…
Es
una “dama” seductora,
"diosa"
blanca como la nieve,
tan
fina y provocadora,
suave
polvo que te envuelve.
La
dama blanca te ha convertido
en
un enfermo permanente,
que
tu vida ha destruido
por
un placer efímero y decadente…